
Santana explicó que se lo habían recomendado en México para curar una afección péptica y regaló un poco a su captor, quién al fin de la guerra comenzó a comercializarlo con granos de anís, para darle sabor. En unos años surgió la poderosa Chiclet’s Adams, base de un emporio económico estadunidense...
Hoy en día, el tradicional chicle mexicano podría reposicionarse en el mercado mundial, como “goma de mascar orgánica” gracias al auge de productos naturales en los tabuladores del consumo, este año exportará 50 toneladas a Europa.
(foto: José Carlos González para La Jornada, articulo: milenio.com)
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